lunes, 19 de octubre de 2009

Hey, Stop! I

Esto Es Urgente: S.O.S

"¿Sabe qué?... puede quedarse con su trabajo e irse a la mierda, viejo maraco, yo ni cagando acepto su cagá de oferta!

Las cosas estaban más que claras, el botón de retroceso no existía. Los edificios, impacientes, esperando a que la gente avanzara lo más rápido posible, deseando que nunca se les olvide, observaban a Alfonso desde sus cornisas infranqueables, lanzándole una mirada desafiante, inquisidora, quizás solidaria, comprensiva, casi amigable, casi preguntándole qué le pasaba.

Alfonso, perdido, nadando en sus pensamientos, consumiéndose por la rabia y la ira, por el remordimiento, por el deseo de haber hecho algo más, deseando estar en un abrir y cerrar de ojos en su departamento, sirviéndose un trago, disfrutando en el balcón, miraba desencantado la arquitectura Santiaguina, como si los muros tuvieran la culpa del desatino de su jefe.

Su jefe, el viejo pelado, el del bigote de brocha, ese que se jactaba de ser muy macho, ese que se tiraba poco menos todo lo que caminara, se le había insinuado descaradamente, y, obviamente, como él se había negado, no había optado por nada mejor que chantajearlo con lo que más le dolía.
- "Tienes dos opciones, cabrito, o me das la pasá o te echo"

El viento se colaba por sus dedos mientras que su enfado se lograba esconder tras los lentes de sol, su camisa semi desabrochada y los puños arremangados le terminaban por otorgar la elocuencia con que se desquitaba con el pavimento, maquinando alguna vía de escape.
- ¿Y si me lo cago y le cuento a la esposa? -

Llegando al gimnasio, al que había decidido ir para liberar tensiones, se topó con varios de sus usuales compañeros de ejercicio, con los cuales tranzó un poco eufórico saludo, menos con uno, el mismo que siempre lo miraba con cara de timidez, de introspección, casi como si estuviera mirando a su rock star favorito, a éste lo quedó mirando, ya aburrido de sus constantes miraditas sin finiquito, e invadido por el arrebato lo detuvo en su andar y le inquirió claramente:
"¿Qué, te gusto que me miras tanto?"
El pobre tipo, que se había sentido descubierto, casi desnudo frente a tan directa pregunta, que llegaba de improviso, sin delicadeza, se ruborizó y le respondió con un .

5 comentarios:

ReRe dijo...

intentando unir analogías, encontré universidad y otras cosas...quizás le acerté...

suena como un puto mal día, donde too es irritante (como que el micrero que nunca saluda, lo haga).

viejos canallas con doble vida abundan...en general, la doble vida abunda. Y el xico del gym, suena intrépido =B

espero tés bien ;)
salu2

Felipe ! dijo...

Pobrecito el fan del gimnasio, como que con esa palabreá quedó tronado, pero así es la vida no más.
Weón qué onda el jefe? que atroh, más encima pelado y con bigotes, porque por último si tu jefe es Benja Vicuña, le pides que te acose po, pero si es feo, es mejor que Alfonso empiece a meterse en LABORUM.COM o que deje un anuncio en el diario, porque darle la pasada a ese vejete, NO !!!

Pablo Salvador dijo...

hace tiempo no pasaba por aca gracias por el comentario en mi blog. que buen texto me senti identificado en la reacciond el tipo del gym a mi me gusta que me encaren de frente. suerte en todo.

Blog dijo...

Debería haberle contado a la esposa "¿Sabe qué? A su marido... lamentablemente..." Y se acerca a decirselo al oido, para que el hijo abogao y la hija doctora no escuchen.
jajajajajajaja
El otro día encontré una foto tuya que te saque una vez. A ver si unos de estos días te la mando. Era cuando nos sentabamos al final en cuarto :)
Cuidate.
Bye bye.

Anónimo dijo...

todavia tienes el dibujo









:)