domingo, 19 de octubre de 2008

The Little Things III

¿Tengo Un Don?

El tiempo pasa y Oriel seguía analizando cada detalle de su vida minuciosamente a tal punto de que un día se dio cuenta de una situación un tanto espeluznante.
Atando cabos sueltos de por aquí y por allá concluyó que su nivel de intuiciones correctas era alto, pues, cada vez que le decía a sus compañeras/os de la universidad que algo en sus vidas creía que pasaría, pasaba. Por otro lado, con su familia también estaba pasando, y para agrandar más el asunto, decía cosas sobre sí mismo que se estaban cumpliendo.
Algunos dirán que se llama sugestión, no creo que sea el caso.

No obstante, las cosas que predecía con respecto a él no le hacían mucha gracia, ya que la que más le importa era súper destructora, la más negativa de todas y le mataba todas las esperanzas existentes.

Siento que con eso cavo más mi tumba, sigo haciendo un agujero en donde no debería. Si fuera todo tan fácil de llevar, otra primavera pintaría, con ese Sol envolvente que todas las mañanas me levantaría con alegría y con ganas de relucir como nunca.

Lástima que aún eso no sucedía totalmente; no podía negar que a veces sucedían cosas que le llenaban de gozo, sí, pero a veces, entonces pensaba que no existe la gracia al estar tratando de llevar algo que lo tiraba hacia atrás por más que quisiera cargar con ello sin temor a quedarse con ideas sueltas, con intenciones que le superaban y no las lograba llevar a cabo.

¿Sería que la vida solamente quería enseñarle a porrazos?