Mi Túnel
El camino a través de ese largo pasaje se iba tornando cada vez más monótono, sentía la soledad y la desorientación, tal vez el cansancio luego me pasaría la cuenta y me ganaría la batalla, quizás llegaría a un punto en que no podría cargar más con mi pesada mochila, pero de pronto un rayo de luz penetró por el espeso muro que me separaba del mundo exterior, de ese mundo que yo mismo había decidido apartar de “mi realidad”.
Esa luminiscencia me trajo a la mente cuántas cosas había deseado realizar cuando fui capaz de hacerlas, me llenó de entusiasmo, deseé crear castillos en el aire, pero no podía, yo quería seguir caminando solo, quería que la luz se fuera, sinceramente, ya me estaba cansando de tantos recuerdos, incluso intenté tapar el agujero que difuminaba las tinieblas, sin embargo, la claridad, según yo, iba ganando terreno, por lo que decidí apurar el paso.
Pasó un tiempo y quise sentarme a descansar. Reviví una vez más esos lindos recuerdos hace poco removidos, creí que mi felicidad estaba depositaba en ellos, que algún día tendría que enfrentar mis miedos, dejarlos ir era lo que menos me ayudaría, tenía que sanar mis llagas, mitigar mi inmenso dolor, pero para ello debía encontrar a cada una de esas personas a las cuales había esparcido por el túnel, muy por el contrario, no sabía cuán lejos había llegado, tampoco tenía el conocimiento sobre el paradero de aquellas personas, y mucho menos la orientación.


Otro día, me pasó algo semejante, una corriente me invadió, sentí el sufrimiento del que me había despojado, recordé su llanto, su fragilidad, pensé en su inocencia, en su calidez, en el brillo de sus ojos, qué hermoso era tener memoria para ello, pero una vez más desaparecieron los recuerdos…
Desperté tumbado boca arriba, y él nuevamente caminaba acompañado, eso sí, existía una gran diferencia, este tipo tenía un semblante distinto al otro, lo podía percibir de otro modo, sin embargo, mi razón de caminar, mi escapatoria a ese túnel mantenía la expresión extraña, como si quisiera algo con todo su ser, pero que una espina le clavara… entonces recién ahí entendí, qué mal, tan hondo calé y qué tan profundo caló él en mí.
Ambos estábamos en distintas situaciones, yo aún me encontraba sumergido entre sueños, promesas y la arena de los castillos flotantes, pero él intentaba retomar el vuelo – arrancaba o renacía – una de las dos opciones describía perfectamente su actuación.
Por eso creo que todavía camino sobre mis propios pasos...
Por eso creo que esa mochila imaginaria que creé aún sigue en mis hombros esperando que alguien me ayude a cargarla...
La mochila es la representación directa de una ilusión que permanece despierta, pero que nadie se atreve a espantar...
Por eso creo que esa mochila imaginaria que creé aún sigue en mis hombros esperando que alguien me ayude a cargarla...
La mochila es la representación directa de una ilusión que permanece despierta, pero que nadie se atreve a espantar...