domingo, 19 de junio de 2011

Reclamos Varios

Señor Consumidor: "Querido Facebook..."

¿Ahora resulta que como uno es gay tiene que bancarse una pila de idioteces, avalar conductas y casi vanagloriarse por el estilo de vida? Discúlpenme, pero yo no, en serio: "Paso".

Yo no sé si seré demasiado exagerado o soy muy poco gay en mis costumbres, pero de verdad no creo que alguien que te contacte por Facebook a través de un perfil falso, evidenciado por las fotos de perfil (como si no bastara con que yo conozco muy bien a los modelos que se manejan en éstas) o como si el muy pelotudo fuera tan mágico como para hacernos creer que es capaz de mutarse las facciones de la cara en cada foto que se saca.

Como algunos podrán entender, yo soy bastante curioso y me puse a investigar a este pseudo amigo buena onda que me agregó a la red de contactos. No querrán saber qué encontré. Mentira, yo sé que quieren saber lo que averigué: el tipo era un asiduo cliente de un Sauna, joven universitario efectivamente, pero fanático de los Saunas, o sea, el hueón estaba muy cagado como para poder encontrarse alguien que implicara un desafío un poquito más complejo que ir a ofrecerse como carne barata por un rato de sobajeo en un lugar de mala muerte.

No es que ande con la moralina impregnada en la mente, pero es perturbador; yo me quejo de que no encuentro gente, que no tengo mundo, que no tengo amigos del mundillo, pero todo esto responde todas mis trabas o disgustos con este "submundo" a nivel del subconsciente, está claro, odio todo este sistema de mierda.

Yo no sirvo para aguantar gente así, realmente me da un poco de pena darme cuenta que estoy en un nivel intermedio (por decir algo) en esta pirámide alimenticia: Me carga la hipocresía y los juicios morales que con tanta facilidad se les sueltan a los conservadores, pero también repudio (porque así de fuerte es mi sentimiento) a la gente que está inserta en esto y que me hace pensar que esta comunidad seguirá siendo una minoría maldita, que cargará con los estigmas que ella misma se ha autoimpuesto, no porque la gente nos mire raro, sino porque "somos" nosotros mismos los que creemos que homosexualidad es sinónimo de libertad para agarrarte lo que sea, todo lo que se mueve, tratando de copiar muy precariamente lo que algunos heterosexuales también hacen.

He pensado seriamente renunciar a esto, ya sea porque no encontraba a nadie "a mi altura" o por el asco que siento por esta parte de la población que está llena de vagabundos cerebrales, personas sin sentido común, sin valores, sin espíritu de superación, que es ordinaria, chabacana y que refleja los peores estratos del ya empobrecido "Brooklyn de Chile", exceptuando que Brooklyn debe ser más interesante que esta miseria.