miércoles, 30 de julio de 2008

Blue Sensation VII

Epístolas

¿Tomás, recuerdas las cosas que pasamos cuando nos conocimos?
Sí, amor, por supuesto…
¿Aún conservas todas nuestras cartas y regalos?

- Obvio, cómo no las voy a tener, sería desconsiderado de mi parte no hacerlo, las tengo guardadas en una cajita.
Mira, esta es la primera bufanda que me regalaste, recuerdo que te la desprendiste del cuello y la amarraste al mío mientras me besabas en pleno parque en un día nublado.
- Eso fue cuando cumplimos 3 meses de pololeo, lo recuerdo perfectamente.
- Te gustaba tanto que terminé regalándotela.

Sí, en aquel entonces estaba perfumada, y cada vez que no te tenía conmigo la olía para sentirte cerca de mí, de hecho, aún tiendo a acurrucarme en ella cada vez que no estás.
- No lo supe nunca antes, me sorprende que me lo confíes ahora.
Es que… no sé, me parece insólito que siempre recuerde ese día con tanta claridad, tu tranquilidad, tu protección, tu serenidad al tratarme… ¿qué te decía? … disculpa, me estaba quedando pegado en aquel momento, aún siento las cosquillas que me daban.
- Jajajaja, me sucede algo parecido, pienso en cuan lejos hemos llegado juntos ¿quién hubiese creído que nosotros terminaríamos emparejados? – Supongo que no muchos.
Esa es la gracia, nos demostramos el uno al otro que a pesar de las diferencias y los distintos detalles que nos caracterizan, podíamos sobrellevarlos y manejarlos bien.
- Tomás, qué ingenuo tu comentario, pero sí, lo comparto totalmente, incluso creo que el haber trabajado tan arduamente en nuestra unión hoy nos da una bocanada de alivio.
- Mira, acá tengo una carta que me mandaste una vez, leeré mi parte favorita:

… Tengo tanto que decirte, pero me derrito frente a tu mirada, me enjuicia, me encarcela, dictamina mi estadía en tu plano visual, tan pronto terminas de recorrer cada detalle de mi nerviosa consistencia, siento tus brazos que me amarran a ti con suavidad y rudeza acoplada, tanteas sabiamente el terreno para dar tu veredicto corporal, y así, sin dejarme vacilar ni un segundo, me envuelves con tu suave hálito y me encantas con tu dulzor…

Me recuerda nuestras primeras salidas...
Sí, cuando íbamos a tomar café y conversábamos sutilmente sobre cada cual, tratando de no rayar en lo egocéntricos, pues perfectamente podríamos haber espantado el uno al otro en el caso de hablar tanto sobre nosotros mismos.
-
¿Tomás, qué me has hecho? Dímelo, por favor.
¿De qué hablas, Benja? … ¿Yo, hacerte algo? … ¿En qué sentido?
- Me embrujaste, supiste tan bien cómo hechizarme que me envuelves perfectamente hasta el día de hoy, sinceramente, y creo que nunca te lo había dicho, no ha pasado ni un solo día desde hace dos años y siete meses en que no me sienta pleno al lado tuyo, y aunque claro, hemos pasado por altos y bajos, me alegro de saber que quiero estar con un hombre como tú por el resto de mis días, que me comprenda, que me apoye, que me cuide y me divierta del modo en que lo haces tú, te lo agradezco profundamente.
¿Sabías que el encontrarte me hizo darme cuenta que tener a un hombre como tú no era una mera coincidencia, y que, por todos los medios debía trabar una relación fructífera contigo, porque personas tan maravillosas como tú no abundan?
- Creo que me lo dijiste en alguna oportunidad, te creo, yo digo lo mismo sobre ti.
Mira, encontré entremedio de todas estas hojas una de tus cartas:

Hoy me levanté con ansiedad, simplemente ya no aguanto en mi casa, las paredes se achican a mi alrededor, me asfixian, me chantajean, siento que me dicen “llámalo o te terminamos de matar”, así que prefiero inclinarme por llamarte, decirte que te necesito, que quiero verte, es una lástima que sea tan corta nuestra conversación, por lo menos te veré en un rato más, pero mientras te escribo estas míseras líneas antes de ir a prepararme para nuestra salida, me despojo de todo secreto que hasta el momento no te he confesado, no, miento, aún me falta algo…

TE AMO.

Yo también te amo, Benjamín. Espero nunca dejar de sentirlo.

viernes, 11 de julio de 2008

Blue Sensation VI

Me Conoces Bien

Pasó el tiempo en que Francisco vivió como sombra en el departamento, los días en que me corrompía la imagen de su cara se habían ido paulatinamente de mi cabeza, sin embargo, había dejado un agujero del porte del Ozono en mi vida amorosa, por lo que, forzosamente, debía detener su expansión.

Tomás andaba un tanto distante, lo noté porque ya no buscaba mis abrazos como antes, sus saludos eran menos eufóricos, y sus llamadas, cada día más escasas.
Prontamente me alarmé, esa astilla que me estaba molestando debía sacarla luego del juego, y lo mejor era hacerlo rápido si es que no quería terminar derrumbando mi castillo flotante.

Primero, le envié rosas a la oficina, la mísera tarjetita sólo me permitió dejarle un "te espero hoy a las 22 en el departamento con tu mejor ánimo, listo y dispuesto...".
Lo segundo, preparar algo para cenar y conversar, la botella de ron, aunque parezca vulgar, era la opción más atractiva entre los dos, así es que la saqué de la despensa y la coloqué encima de la mesa junto al resto de bien pensados ornamentos, velas y aroma acorde.
Tercero, bañarse y estar presentable para la ocasión.

22:15...
Llega y saluda como lo estaba haciendo de costumbre, un frío beso en la mejilla y un "hola, ¿cómo has estado?" (Entrando a molestarme ya). Se pone cómodo y mira su entorno, maravillado pregunta qué es lo que sucede, mientras yo, con serenidad escojo música para maquillar la espera. Todo en perfectas condiciones... pues bien, serví la comida y fui directo al grano.

- Sé que algo te pasa, cuéntame.
No es nada, Benja, es sólo que ando cansado, como siempre nomás.
- No te creo, intuyo que tiene algo que ver con Francisco.
¡¡Otra vez me hablas de ese tipo, entiérralo de una vez!!
- ¿Viste? , yo sé que él es el problema, no, mejor dicho, su recuerdo te hunde en tu inseguridad...
¡¡No es eso, ya deja de decir tonteras, no sabes lo que dices!!
- Lo sé, por algo te lo digo, tengo total certeza de que algo te está abrumando, no me lo niegues.
Mmm.... (Una pausa lo detiene) ... Sí, bueno...
- Lo sabía, dime, ¿qué sucede con él?
Es sólo que pienso que su imagen aún te tiene marcado, creo que aún no lo olvidas, que durante todo este tiempo que has estado conmigo todavía no lo habías dejado atrás, y se dejó entrever cuando corriste a verlo a la clínica, me dieron unos celos espantosos, pensar que mi amor por ti era en vano, que todo mi "yo" estaba siendo depositado en una botellita con un mensaje que desembocaba directamente al mar...
-No, amor, no es así, fui a verlo, porque sabía que era su último momento, fue una especie de adiós muy simbólico, espiritual y físicamente hablando, pero nada comprometedor, grábatelo bien, yo a ti te amo y no te cambio por nada ni nadie, sin ti el cielo y la tierra se invierten y dejan mi mundo al revés.
Tal vez eso me hacía falta, escuchar esas palabras que despejaran esta neblina que me embargaba, que no me dejaba actuar naturalmente, me forzaba a ser indiferente contigo, pegándote con mi descortesía, pero ahora me doy cuenta que fui un necio, no debí tratarte así.
- Déjalo, por lo menos ahora fuiste capaz de decírmelo, de darte el tiempo de tratar el tema, me carga que te escondas en tus pensamientos paranoicos y que no les des resolución.
Está bien, amor, siento que podemos continuar nuestra relación como lo hacíamos antes, ya todo está zanjado, ven, abrázame, permíteme sentirte conmigo...