sábado, 8 de mayo de 2010

Confesiones En La Barra IV

Entre El Espectáculo y Las Sombras
 
No he visto a Gustavo, no he hablado con Cristóbal, aunque seguimos saliendo, tratando de controlar mi animal interno, el que siempre termina apoderándose de mi "yo completo", es en él en quien muchas veces descanso y encuentro una salida.

Hoy, para mí, es un día de esos en que no quieres nada, te sientes superado por la rutina, no sabes de donde eres ni a donde perteneces, un momento en el que sólo quieres disfrutar de un trago, en un local desconocido, solo, mirando al resto.

Es muy raro que me sienta desorientado, pero últimamente las cosas no han pintado muy bien, siento que estoy en un lugar que no me pertenece, con muy poca gente que considero "propia", con la cual puedo actuar naturalmente, sin necesidad de censurarme. Es extraño, esta sensación de enajenación es tan poco usual que tampoco entiendo muy bien como haré para neutralizarla.

A veces he llegado a pensar que mi actual estado se terminará luego, que soy yo el que tiene la llave para decir "hasta aquí nomás llego yo", aunque me empecino en que no termine cediendo frente a la amenazante idea de dejar las cosas botadas y decantar por lo que me está llamando, lo que me hace señas de lejos.

También me he dado cuenta que hábitos que tenía los he dejado de lado, mientras que otros los he adquirido paulatinamente, haciéndome sentir bien, un poco más completo, satisfecho, y la verdad es que no sé hasta cuando seguiré actuando como el ciego que no quiere ver, como el tipo perseverante que no manda las cosas a la cresta por el miedo a fracasar.
Quizás sea yo quien ahora deba volver a preguntarse:
"¿Quieres correr el riesgo?" y saber también hasta donde llegaría por correrlo.

Se baja el telón, el cuarto acto llegó a su fin.