domingo, 24 de agosto de 2008

Blue Sensation VIII

Frío & Calor

Eran las 10 de la mañana mientras Tomás terminaba de desayunar para partir a la oficina cuando comenzaba a sonar el teléfono del departamento de nuestros desaparecidos enamorados.
Aló, Sí? (...)
Por supuesto... ¿mañana? claro, no hay problema.
Una hoja de papel descansaba sobre la mesita del teléfono con unos datos apuntados de forma rápida y escurridiza.

Tomás, ven, adivina qué...
¿Qué pasó?
Me llamaron de una agencia, tengo una entrevista con un editor.
Wow, es realmente bueno, espero que tengas éxito.
Gracias, amor.

Un beso sellaba el momento de felicidad para matar dos etapas adyacentes, la euforia y el comienzo a la rutinaria vida diaria del trabajo con la infaltable y odiada despedida.
Y bien, como supondrán, Benjamín aún no sabía nada de lo que le esperaba a la mañana siguiente, y por ende, no sopesó lo que aquella llamada podría significar tanto para él como para su adorado Tomás.

11:32 de la mañana y la entrevista a su futura "oportunidad imperdible" de trabajo (aunque estuviera llegando con un retraso elegante) comenzaba a destellar signos de que marcaría un vital punto de inflexión en su relación sentimental.
Sentado frente al simpático editor todo temor por un puntapié hasta la calle por su cómico retraso de dos minutos se esfumó.
Y también así, el humo del cigarrillo y los pasos previos a la buena noticia abrieron un suculento torrente de sudoración y temor: "el trabajo era para fuera de Chile"
"¿Fuera de Chile?, ¿Cómo se lo explico?...
... ¿Qué me dirá?, ¿Qué hago?, ¿Acepto?"

Bien, la hora del juicio había tocado la puerta del departamento de la feliz pareja y no quería irse sin antes haber condenado a uno de los dos o a ambos, quizás.

Amor, llegué, te iba a llamar hace un rato...
Hola, cosa, ¿Cómo te fue?
Bastante bien, algunos asuntillos que tuve que solucionar en el trabajo me atrasaron un buen rato (...) estos tipos de la sección de arreglos no son para nada competentes.
Ah, qué lata, pero bueno ...

Como siempre, Benjamín con su cara diaria que irradiaba un "te amo" y con esos ojos que de poder brillar más que el Sol lo harían, denotaba aún más sentimientos que de costumbre, pues como es de esperarse, él ya había decidido algo.

Tomás ... ehm, tengo algo que decirte.
¿Ah, sí? ... ¿Es sobre la entrevista? ¿Cómo te fue? Cuéntame.

Pobre Tomás, con el entusiasmo que le preguntaba sobre el trabajo a su querido amor, y, al parecer, más de dos años juntos no habían podido frente a la postura del escritor que ha vivido en las sombras hasta que un gran salto se le ofrece frente a sus ojos.

Tengo el puesto...
¡¡¡Amor, felicidades!!!
... Pero es fuera de Chile
¿Eso quiere decir que ... tendrás que irte?

El aguacero caía y esto recién comenzaba.
¿Qué harán, tortolitos, quedarán peor que la imagen de dos gatos mojados o sabrán secarse mientras un lindo Sol matutino los abraza desde la cordillera?