jueves, 1 de mayo de 2014

Certain People I've Known I

  Desmitificando

Todos hemos pasado por fuertes experiencias que necesitan del saneamiento del cuerpo y de la mente, yo tardé un par de meses en sentirme con la disposición de querer cambiar el rumbo de mis días. El cambio se vino en parte porque opté por cambiar la estrategia (una habilidad de la que siempre me he enorgullecido) y porque me rodeé de las personas indicadas para lograr lo que quería. Si bien esta etapa data del año pasado, es recién ahora cuando quiero compartirla.

Creo que me di la oportunidad de jugármela por pasarlo bien, desligarme de los convencionalismos, de dejar de ser ingenuo y quizas ser más despegado, asumí que conocer gente no implicaba la seguridad de formar algo estable como siempre lo había buscado de forma inmediata, sin pasar por nada entre medio y abrí los ojos para ver que podía entretenerme de vez en cuando con alguien pasajero (aunque suene súper slut lo que acabo de decir, no me arrepiento).

Todo empezó cuando no sé bien cómo ni porqué leí acerca de una aplicación para los smartphones en la que te creabas un perfil y a través de sistema GPS te indicaba a los hombres que estaban cerca tuyo con los que podías acceder a conversar. Yo, incrédulo y pensando que debía pagar por la membresía, desistí. Pasó un tiempo y uno de mis amigos me dijo que él la usaba y me aclaró que podías tener una cuenta "normal" sin pagar por ella, pero que te limitaba en el uso de ciertas características. Bueno, entonces me dije "y por qué no?" Ingenuamente ingresé, creé un perfil y empecé a "vitrinear" con el concepto inculcado durante años de que todo puede ser como Disney: primer error. Así me fui dando cuenta que la mayoría andaba buscando entretención inmediata, sacarse las ganas, tirar con alguien que encontraran rico y probablemente contarlo como un trofeo cualquiera.

Fue por esa fecha cuando un día cualquiera, de caliente, no sé cómo me agarré al mino soñado de la vida. Estaba yo en una disco con amigos cuando él se acercó con un amigo, al cual intentó ayudar para que yo bailara con él, pero le dije las palabras mágicas: "qué lástima, yo quiero bailar contigo", a lo que, con algo de desconcierto, captando rápido el mensaje, frescamente me pidió un beso, cosa que por supuesto negué. Aquí mismo es cuando velozmente me dije "qué estás haciendo, hueón? Tíratelo!" y bueno, lo agarré fuerte y lo besé. La primera escala la hicimos en el baño para luego llegar a su departamento, yo, completamente excitado, casi orgulloso por mi hazaña, hice lo que debía hacer y luego me fui a casa. Días después noté que había olvidado mi cinturón en su casa, pero tan grande fue mi suerte que lo encontré en esta aplicación del teléfono, lo contacté, aproveché de ir a buscar mi cinturón y recordar viejos tiempos.